• Inicio
  • Los Desiertos
  • Oración de Jabes
  • La sala de espera de Dios
  • El aborto
  • El hijo pródigo
  • Noviazgo con propósito
  • El Matrimonio
  • Padres e hijos
  • Manejando mis emociones
  • La amistad
  • Las adicciones
  • La Depresión
  • Pérdida de un ser Amado
  • Más
    • Inicio
    • Los Desiertos
    • Oración de Jabes
    • La sala de espera de Dios
    • El aborto
    • El hijo pródigo
    • Noviazgo con propósito
    • El Matrimonio
    • Padres e hijos
    • Manejando mis emociones
    • La amistad
    • Las adicciones
    • La Depresión
    • Pérdida de un ser Amado
  • Inicio
  • Los Desiertos
  • Oración de Jabes
  • La sala de espera de Dios
  • El aborto
  • El hijo pródigo
  • Noviazgo con propósito
  • El Matrimonio
  • Padres e hijos
  • Manejando mis emociones
  • La amistad
  • Las adicciones
  • La Depresión
  • Pérdida de un ser Amado

Hija de Dios

Hija de DiosHija de DiosHija de Dios

Bienvenido

BienvenidoBienvenido

La Sala de espera de Dios

  • Odio esperar, A todas nos pasa. Esperar que Dios se mueva puede ser especialmente incómodo. Cuando oro y no veo la mano de Dios obrar tiendo a volverme insistente.  ¿Me escuchó? ¿Responderá? ¿Cambiarán estas circunstancias? A pesar de los esfuerzos de nuestra cultura para eliminar la espera en la vida diaria (piensa en los cajeros automáticos, pagar directamente en la estación de gasolina, las ventanillas de servicio desde el vehículo) inevitablemente nos encontramos en la sala de espera de la vida.  Porque servimos a un Dios que opera en Su tiempo, no en el nuestro. De igual manera esperar es resultado de nuestra vida de oración.

Sí, en estos días yo también me encuentro en la  sala de espera. Pero, estoy determinada a no pasar este tiempo gritando y pataleando. Quiero esperar de la manera correcta. No quiero desperdiciar mi espera.

Moisés era un experto esperando. Primero esperó a ser rescatado siendo un recién nacido dentro de una canasta de junco (Ex. 2:2). Quizás era muy pequeño para recordar ese momento de espera, pero sirvió de vistazo de cómo iba a ser el resto de la vida de Moisés.

Después de asesinar a un hombre, Moisés huyó de su hogar y de su familia a una tierra extranjera llamada Madián.  Allí esperó por cuarenta años (Hechos 7:30). El pasó cuatro décadas en espera de que algo ocurriera o por noticias indicando que podía volver a casa a salvo. Algo sí ocurrió. Moisés se encontró con la voz de Dios en la zarza ardiente (Éxodo 3:2). ¡La espera había terminado! Tenía una misión.

Pero pronto volvió a encontrarse nuevamente en la sala de espera, por faraón que dejara ir a su pueblo. Una vez esa espera terminó, vagó por el desierto por cuarenta años junto con el pueblo de Dios esperando entrar a la Tierra Prometida. En total, Moisés pasó por lo menos ocho décadas esperando en el Señor. Murió a la edad de 120 (Dt. 34:7), lo que significa que pasó más del 60% de su vida en la sala de espera.

Observando su vida, podemos aprender lecciones sobre cómo esperar de la manera correcta.

Estar contenta 

Tienes una opción. Puedes esperar con gran ansiedad, miedo, y frustración. O puedes esperar con contentamiento.

No tienes que estar feliz con la espera, pero puedes escoger el contentamiento.

1ª de Timoteo 6:6 nos recuerda, “Pero la piedad, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento.”

Ama a tu familia de la manera correcta

Este es un plan de acción sencillo pero efectivo para esperar correctamente. Cuida a tu tribu. Ama a tus hijos y nietos. Sirve  a tu esposo. No los cargues con tu corazón ansioso. Deja de retorcer tus manos y ocúpate de las personas que están en tu vida.

“Pero si alguno no provee  para los suyos, y especialmente  para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo” (1 Ti. 5:8).

Valora los mandamientos de Dios

Todas sabemos la historia de cuando Moisés bajó con los Diez Mandamientos en las tablas de piedra solo para destrozarlos debido a la ira que experimentó por la rebelión del pueblo (Ex. 20:1-21). Moisés era apasionado por la Palabra de Dios y por vivir una vida justa. Tanto así que fue de nuevo al monte a obtener una segunda copia de los mandamientos de Dios (Ex.34:28).

No sé tú, pero a veces cuando estoy esperando en Dios siento amargura por la manera en la que Él me ha llamado a vivir. No quiero tener gozo en la sala de espera. Quiero mostrar mi enojo. No quiero confiar en El cuándo no lo puedo ver, quiero que Él se revele a Sí mismo. Francamente, a veces quiero ser la que “tire las tablas” por la frustración.

En lugar de eso, necesito ir al monte a estar con el Señor. Necesito que El me recuerde Sus prioridades. Necesito estar ocupada viviendo la vida que Él me ha llamado a vivir. La espera me recuerda que sirvo a un gran Dios quien no salta a través de los aros que he colocado para El. Debo vivir de acuerdo a Su Palabra en todo tiempo.

Mantén tus ojos en la Tierra Prometida

¿Qué te ha prometido Dios? Aunque Él no te haya liberado. Aun cuando la meta no esté a la vista, puedes confiar en Sus promesas. Moisés sabía eso y dijo estas palabras,

“Reconoce, pues, que el Señor tu Dios es Dios, el Dios fiel, que guarda su pacto y su misericordia hasta mil generaciones con aquellos que le aman y guardan sus mandamientos” (Dt. 7:9):

Moisés sabía lo que era esperar. El esperó por más tiempo y con más frecuencia de lo que yo he esperado, pero toda esa espera no debilitó su fe. La fortaleció. Al final, él decidió que Dios es fiel. Podemos confiar en que Él nos llevará adonde ha prometido.

Busca a Dios

Una frase que Moisés decía constantemente en el desierto era, “le preguntaré al Señor.” El verificaba constantemente con Dios para saber si se encontraban en la dirección correcta. Mientras esperas, busca a Dios a menudo. Lee Su Palabra. Examina tus deseos y tus planes a través de ella y asegúrate de ir por la dirección correcta.

“Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mt. 6:33).

Disfruta el viaje

Mientras Moisés esperaba para que Dios liberara a Su pueblo hacia la Tierra Prometida, pudo ver:

  • Que Dios cambió el corazón del faraón
  • Que Dios dividió el Mar Rojo
  • Llover comida del cielo y brotar agua de las rocas
  • Vestirse con ropas y sandalias que no se gastaron durante cuarenta años
  • Una nube que conducía a Moisés durante el día y una columna de fuego  por la noche
  • Solamente por el poder de Dios, en algún lugar del vecindario, dos millones de personas sobrevivieron en el desierto durante cuarenta años. Moisés tenía un asiento en primera fila.

Quizás Dios no esté haciendo aquello que quieres que Él haga en este momento, pero está haciendo un millón de cosas que Él ha prometido que cooperarán para tu bien (Ro. 8:28). No seas corta de vista enfocándote solamente en lo que no ha ocurrido. Amplía el lente y mira todo lo que Él ha hecho ya.



image54
  • Oración de Jabes

Hija de Dios

Copyright © 2020 Hija de Dios - Todos los derechos reservados.

Con tecnología de GoDaddy Creador de páginas web