Muchos de nosotros tal vez estemos pasando por un desierto, y lo que no sabemos es que el desierto es una gloriosa oportunidad que Dios aprovecha para conquistarnos y mostrarnos Su Amor, Su Gracia, Su Misericordia y su Poder obrando a nuestro favor. (Óseas 2:14-23)
El desierto es el lugar donde Dios habla, es donde nuestra Fe se afianza. Si rechazamos pasar por nuestro desierto, no vamos a pasar la prueba que Dios tiene para nosotros.
El desierto es el lugar que Dios usa para cambiar nuestra vida, para procesarnos y para movernos cuando estamos espiritualmente secos.
Todos pasamos por desiertos, pero el desierto no esta relacionado con un lugar físico, esta relacionado con lo que esta en el interior. Hay personas que están en el desierto y empiezan a echarle la culpa a los demás por el desierto, y no saben que el único que los puede sacar de allí es Jesucristo.
El desierto solo es un lugar de paso, no para quedarse a vivir en el.
El desierto es sinónimo de la Escuela de Dios, cuando Dios nos mete en el desierto, nos acaba de llenar la matricula para las pruebas de Dios en nuestras vida. En esa escuela Dios nos forma, nos hace callar, nos disciplina, quebranta el orgullo, nos educa para el Reino, en paciencia, en carácter. En la escuela de Dios, Dios pone orden en nuestra vida. Cuando alguien no esta preparado para las cosas del Reino, se brinca los procesos.
Dios permite los desiertos para formarnos como hijos guerreros,es en el desierto donde se forman los músculos, la estrategia y las fuerzas espirituales. Si una persona no ha pasado por el desierto, su Fe no ha sido probada todavía; porque es en el desierto donde Dios prueba nuestra Fe, para luego ser aprobado. Solo una persona que ha pasado por el desierto, anda por Fe y no por vista.
2 Corintios 5:7
Después que pasamos el desierto, es que madura nuestra Fe, es donde Dios nos cambia, porque en las pruebas es donde aplicamos todo lo que hemos aprendido de Dios, y lo que hay de Dios en nosotros. Dios en cada mensaje nos prepara para pasar por las pruebas.
En la prueba del desierto, es donde Dios determina si estamos aptos para pasar a otro nivel, el problema es que hay gente que le quiere huir a la prueba, pero en Dios no hay palancas. En el desierto es donde se prueba la verdadera edad en Dios, la madurez espiritual de una persona.
La madurez en Dios se nota, en que cuando estamos en medio de la prueba, podemos reconocer que Dios tiene el control.
El Señor permite afligirnos y probarnos, para finalmente hacer algo grandioso en nuestras vidas.
Hay elementos espirituales necesarios para aprobar la prueba en el desierto: La Sangre de Cristo, El Nombre de Jesús, la Palabra de Dios y finalmente el Espíritu Santo, quien nos ha sostenido con su gracia. Cuando estamos en el desierto, necesitamos alabar al Señor con todo nuestro corazón, la adoración es importantísima en la vida espiritual, porque nos conecta directamente con el Corazón de Dios. Del desierto se sale Adorándole
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